domingo, 14 de octubre de 2018

BAJO LA CESTA: ALUMBRA UNA NUEVA TEMPORADA EN LA NBA 2018-2019

Estamos a pocos dias de que inicie la Temporada 2018-2019 en la NBA, el mejor Baloncesto del mundo abre el telon, mostrando nuevamente en la Cuspide. como favoritos, al actual campeon Los Golden State Warriors en la conferencia Oeste y a los subcampeones Cleveland Cavaliers, en la conferencia Este, continuando esa hegemonia impuesta por ambos en los ultimos 4 años, se espera que en esta temporada alguno de los otros 28 equipos irrumpa con fuerza y se vean otras caras en los playoffs para hacer mas atractiva esta fase. haciendo la salvedad que Lebron James maxima estrella de los Cavaliers cambio de equipo para esta temporada, y se fue a los Angeles a jugar con los Lakers lo que hace aun mas atrayente la Conferencia Oeste, esperando ser un hueso duro de roer para los Warriors.
Con respecto a mis equipos los San Antonio Spurs en la conferencia Oeste y los Boston Celtics en la del Este, ambos se han reforzado de manera adecuada y se espera que den una gran pelea como la temporada pasada a los Warriors y a los Cavs, situandose en las primeras posiciones de conferencia a lo largo de todas las jornadas, soñando con llegar a las finales.
a continuacion presento el analisis de los Celtics y de los Spurs tomado de la pagina Gigantes del Basket:

                                                           BOSTON CELTICS

Memoria 2017-18
Balance: 55-27. Segundos del Este. Eliminados en Finales de Conferencia (Cleveland, 3-4)
Eficiencia OfensivaRitmoEficiencia Defensiva
105.3 (18º)98.2 (23º)101.5 (1º)
Ataque4 FactoresDefensa
51.8% (15º)% efectivo en tiros49.5% (2º)
24.3% (18º)Tiros libres25.1% (16º)
14.2% (15º)Pérdidas14.3% (13º)
21.5% (18º)Rebote ofensivo21.6% (11º)
AtaqueTripleDefensa
35.7% (8º)Volumen32.6% (10º)
37.7% (2º)Acierto33.9% (1º)

El pasado puede ser doloroso. Pero de él se aprende. A apenas seis minutos para la conclusión del séptimo partido de las últimas Finales de Conferencia Este, los Celtics estaban un punto arriba, ante los Cavs, tras un triple de Jayson Tatum. El Garden rugía viendo las Finales NBA en el horizonte.
Sin Kyrie Irving ni Gordon Hayward (ambos baja por lesión), los dos flamantes refuerzos para el curso, Boston acariciaba su regreso a la serie por la gloria ocho años después. LeBron James, permanentemente a lomos de la leyenda, acabó esfumando el sueño pero el camino, aunque fallido, regaló lecturas positivas.
En su viaje más largo por la fase final durante la era Brad Stevens, Boston confirmó que Marcus Smart es la mecha que mejor prende el Garden, encontró a Terry Rozier como detonador de partidos y respiró aliviado al saber que Jayson Tatum no es sólo lo que buscaban. Es muchísimo más.
La franquicia verde ha tenido un verano de nuevo eficiente, en el que retuvo a Smart (52 millones por 4 años), conservó a Rozier y no entró fuerte en el juego de pujas por Kawhi Leonard, sin querer entregar a alguno de sus jovencísimos aleros, de proyección excelente (Brown y el propio Tatum). Además, un acuerdo corto y asequible (11 millones por 2 años) ligó a Baynes de nuevo al equipo.
La figura del australiano, de profesión enforcerno ha de pasar desapercibida. Baynes es un jugador secundario pero tras su apariencia tosca, de leñador ajeno al esférico, esconde un doble valor: primero, hace más sencilla la labor de Al Horford, decisivo en la estructura por su peso defensivo (el mayor del equipo) y al generar ventajas en ataque (ejerce de ‘base’ a menudo); y segundo, ayuda a rescatar la esencia de todo equipo de Stevens: el orden y dominio defensivo.
Baynes encajó como un guante en la pista, el vestuario y el corazón de los técnicos. Permitió a Al Horford pasar más al puesto de cuatro, generando una mejor alternativa de jugar con dos grandes, necesaria ante determinados rivales y que funcionó de forma magnífica (+10 puntos de net rating con ambos en pista), y de paso corrigió el agujero del rebote.
Los Celtics pasaron de ser el cuarto peor equipo en aro propio, dato del año anterior, a quedarse a las puertas del top 10. Baynes tuvo el mejor rating defensivo de la plantilla (sólo 97 puntos recibidos por 100 posesiones con él en cancha) y solidificó de nuevo el rendimiento atrás. Por ello asegurar su continuidad era importante.

El baloncesto de los aleros

El gran foco de los Celtics este curso apunta a la recuperación de dos jugadores de calibre All-Star, Irving y Hayward, que no pudieron aportar llegado el punto clave del calendario. De hecho el segundo directamente no pudo hacerlo en ningún momento, al lesionarse de gravedad a los cinco minutos de comenzar la campaña.
Ambos representan el salto cualitativo de un equipo que, ya sin LeBron James en el Este, está casi obligado a reinar. Irving posee la capacidad de producción ofensiva en uno contra uno, el recurso individual que (por no tenerlo) acabó precisamente alejando a los Celtics de la gloria el pasado curso. En momentos de atasco, su cóctel de bote, tiro y penetración es desequilibrante. Pudiendo salir al mercado el próximo verano, se le espera además bien motivado.
No obstante el caso más fascinante lo genera Hayward, no únicamente por su calidad y acomodo a la estructura, idóneo a todas luces tanto pudiendo generar con balón o sin él como pudiendo comandar o delegar según la necesidad, sino especialmente porque su perfil, junto al de Brown y Tatum, marca al colectivo. Los Celtics muestran el futuro en forma de un baloncesto ‘alerizado’.
El sueño de Stevens de disponer de un bloque casi simétrico a la hora de proyectar versatilidad posicional, intercambio de funciones e incluso de responsabilidades, alcanza un nuevo escalón. Porque si Hayward vuelve al nivel al que puede hacerlo, añadir su perfil al de los dos jóvenes en desarrollo puede marcar las diferencias.
Brown tuvo un segundo año fantástico, dando pasos notables en lanzamiento exterior (39% en triples, tanto en fase regular como en playoffs) e impacto defensivo. Ha de fortalecer su faceta creativa (menos asistencias que pérdidas el curso pasado), sobre todo desde el bote. Pero su polivalencia y capacidad, unidas a su edad y salvaje ética de trabajo, no invitan más que a salivar.
Y el caso de Tatum directamente sale de lo común. Si a la mayoría de novatos su estreno se les hace largo, a Tatum pareció quedarle corto. Su presentación fue muy buena y su recta final de estrella NBA. Aunque ha de seguir evolucionando, a nivel de condiciones lo posee todo: tamaño, velocidad, inteligencia, fundamentos, tiro en cualquier registro, deseo defensivo. Y a nivel de mentalidad, parece que también. Sólo queda descubrir hacia dónde puede llevar Stevens a un jugador con tal repertorio.
La capacidad de estos tres jugadores, Hayward, Brown y Tatum, de coexistir en formatos pequeños junto a Horford (otro comodín táctico por su lectura de juego) y con el verso libre de Irving al lado, puede hacer a los Celtics verdaderamente especiales. Y es que en un juego que camina hacia difuminar totalmente la posición de los jugadores en cancha en beneficio de lo versátil, tanto física como técnicamente, Boston tiene cartas para ganar. Y el as en la manga para rematar.

Más recursos y un genio en la banda

Ese as tiene nombre: Brad Stevens. Ya en la élite de la Liga en lo que a banquillo respecta. Por su gestión y visión del directo (maravilloso despliegue en jugadas tras tiempo muerto), por su aprovechamiento y desarrollo de jugadores, así como por su vínculo emocional y motivacional con ellos. El juego pertenece esencialmente a los jugadores pero Stevens es uno de los técnicos que más y mejor les ayuda a destacar.
El gran objetivo de sus estructuras, el rendimiento defensivo, recuperó brillantez el pasado curso. Los Celtics fueron el mejor equipo de la Liga atrás, brillando en varias áreas clave: mejor defensa al triple (sólo 33.9% permitido al rival), top 5 en transición, reducción de daños cerca del aro y en rebote (ambos datos cercanos al top 10), y limitar jugadas de ‘segunda oportunidad’ rival, donde pisaron también el top 5. Con capacidad para alternar también formatos de uno o dos interiores, su potencial vuelve a ser altísimo.
La presencia de hombres como Terry Rozier, Marcus Smart y Marcus Morris, tres piezas de rotación de gran impacto físico y defensivo, puede permitir a Boston lanzar una exigencia difícilmente soportable al rival. Y complementos también versátiles como Daniel Theis o Semi Ojeleye no hacen más que contribuir a esa causa. Dicho de otro modo, Boston lo tiene todo para volver a ser un equipo dominante en lo defensivo.
Pero la baraja competitiva esconde mucho más. Las denominadas ‘Lineup Rules’ del cuerpo técnico, fundamentadas en encontrar los formatos más complementarios posibles desde la visión de la estadística avanzada, permitieron a los Celtics que cinco de sus ocho quintetos más usados el pasado curso destruyesen al rival. Con el regreso de Hayward, el cuadro de opciones puede y debe aumentar.
Y no sólo atrás hay argumentos. Boston agilizó su transición (más de un tercio de los tiros llegaban en los siete primeros segundos de posesión), mantuvo su movimiento de balón (top 10 NBA), lo que hizo su triple mucho más decisivo (segundo mejor acierto de la Liga, con un volumen muy alto de intentos) y permitió libertad de actuación al jugador (algo importante para su desarrollo) en el seno de su estructura de orden. Todas ellas señas de identidad de Stevens… que alimentar aún más en lo que viene. Se espera a los Celtics más potentes de esta época

Jugador a seguir:

Su estreno dejó sesenta partidos de buenas sensaciones pero la amargura de no poder verle cuando más le necesitaba su equipo, en la fase final. Kyrie Irving es uno de los jugadores más visuales y letales del planeta, el más desequilibrante de la plantilla y el llamado a resolver escenarios de máxima dificultad. Con el añadido de que podría salir al mercado en verano.
FUENTE: https://www.gigantes.com/nba/guia-nba-2018-19-boston-celtics-por-andres-monje/

                                                 SAN ANTONIO SPURS
Memoria 2017-18
Balance: 47-35. Séptimos del Oeste. Eliminados en Primera Ronda (Golden State, 4-1)
Eficiencia OfensivaRitmoEficiencia Defensiva
105.5 (17º)97.1 (29º)102.4 (4º)
Ataque4 FactoresDefensa
50.7% (26º)% efectivo en tiros50.7% (8º)
24.5% (17º)Tiros libres22.4% (5º)
13.5% (6º)Pérdidas14.5% (12º)
23.7% (6º)Rebote ofensivo21.4% (8º)
AtaqueTripleDefensa
28.2% (27º)Volumen31.2% (4º)
35.2% (26º)Acierto34.8% (4º)
Los San Antonio Spurs disputaron la fase final por vigesimoprimera temporada consecutiva, un dato absolutamente monstruoso que da a entender el sello de competitividad arraigado en la franquicia. No obstante el verano se encargó de demostrar que el tiempo pasa incluso para obras que pudieran parecer atemporales. Y aunque en el fondo de hecho lo sean.
Manu Ginobili decidió poner fin a su carrera. Y Tony Parker a su etapa en San Antonio, marchándose a Charlotte. Y así, dos años después de la retirada de Duncan, ningún componente del ‘Big Three’ más importante de la historia de la franquicia, así como uno de los más legendarios de siempre en la NBA, estará en pista. La turbulenta salida de Kawhi Leonard, que pidió el traspaso, completó unos meses nada fáciles de gestionar. En lo deportivo y en lo emocional.
Sin embargo San Antonio conserva a Gregg Popovich. Y no es precisamente poco. Por ese motivo la llegada de DeMar DeRozan y Jakob Poeltl (ambos en el traspaso de Leonard), las firmas de Marco Belinelli (12 millones por dos años), Dante Cunningham (2.5 por un curso) y Quincy Pondexter (1.5 por una campaña) para las alas; y las renovaciones de Davis Bertans (14 millones por 2 años), Rudy Gay (10 por uno) y Bryn Forbes (6 por dos) pueden parecer suficientes. Porque la presencia de Pop en el banquillo supone un argumento de entidad.
Los Spurs consiguieron ganar 47 partidos en el Oeste pese a no tener a Leonard, uno de los jugadores más decisivos de la Liga, básicamente en todo el curso. La cultura ganadora de la franquicia es poderosísima y, aunque las ausencias (junto a Leonard, Danny Green salió en el traspaso hacia Toronto y Kyle Anderson no fue renovado) puedan tener gran impacto en el colectivo (incluyendo la baja por lesión de Dejounte Murray a última hora en pretemporada, que le hará perderse prácticamente toda la campaña), la capacidad del técnico de crear estructuras de élite y maximizar jugadores está fuera de toda duda.
Popovich es uno de los mejores entrenadores de la historia. Y eso supone que subestimar a los Spurs representaría un gran error. La franquicia lleva seis cursos seguidos teniendo una de las diez mejores defensas de la Liga, siendo la cuarta mejor el año pasado a pesar de no tener a Leonard. Y aunque el nuevo reto sea considerable, conviene no desterrarles de inicio.

Dominar la media distancia

No solo el fondo va a resultar interesante. Porque en las formas San Antonio va a apostar, especialmente en ataque, por una pizarra que circula casi en lo opuesto a la vanguardia. El equipo ya estuvo muy ligado a ejecutar desde la media distancia el curso pasado (28% de los tiros entre tres y siete metros, tercer volumen más alto), pero en el actual la situación puede incluso aumentar.
El motivo es simple, además de contar con LaMarcus Aldridge, el jugador que más canastas anotó desde el midrange en la Liga, los Spurs tendrán también al tercero en esa lista, DeMar DeRozan. Con sus dos grandes amenazas ofensivas anteponiendo situaciones de poste bajo y media distancia para finalizar, se puede esperar que su ofensiva orbite desde ahí.
Sin Leonard, San Antonio se encomendó más a Aldridge y la respuesta del jugador fue sólida. El dominio del jugador en el poste fue pronunciado (0.99 puntos por posesión, dato muy bueno para un volumen muy alto de intentos), con la posibilidad además de intercambiar posiciones de poste alto y bajo con Pau Gasol, cuyo poder físico decrece pero que ve cómo su inteligencia sigue aumentando. Durante este curso resultará sugerente descubrir cómo queda el rol de Aldridge con el regreso al sistema de un jugador exterior (DeRozan) que sí puede crear y ejecutar desde el bote.
DeRozan ha evolucionado bastante en su faceta creativa. Y sin convertirse en un tirador exterior, su impacto en ataque es grande porque ha ganado solidez en la toma de decisiones (más de cinco asistencias por partido el año pasado y por 2.38 en el ratio asistencias/pérdidas), lo que unido a su habilidad para finalizar cerca del aro y forzar faltas, genera un problema para las defensas. Integrado en un sistema sin base director deberá asumir galones ahí. Y estando especialmente motivado este curso, su primero fuera de Toronto, su rendimiento (al amparo además de Popovich) podría dar otro salto cualitativo.
Está por ver si Pop consigue construir un espacio ofensivo saludable para que ese tipo de ataque sea eficiente, ya que los Spurs tuvieron problemas ahí la última campaña (cuarto volumen de intentos más bajo en triples y quinto peor acierto) y la predisposición a usar formatos con dos interiores podría penalizar si en el exterior no hay pleno de amenazas en el tiro.
San Antonio puede emplear diversos formatos con Rudy Gay o Davis Bertans como cuatro, para ganar una posición extra de perímetro. Pero habiendo perdido jugadores de buena defensa y rebote en las alas (Leonard, Green, Anderson) y teniendo efectivos como Aldridge/Gasol/Poeltl que puedan reclamar quintetos grandes, el escenario no es fácil de resolver. Y es que buscar mejores posibilidades en ataque tiene el riesgo de perder impacto atrás.

El duro revés con Murray

La principal seña de identidad apuntaba a ser nuevamente su comportamiento defensivo, donde además había emergido el nuevo fenómeno a seguir en la franquicia. Pero una lesión ha complicado bastante el escenario. Dejounte Murray era el hombre a seguir, pisó el ‘Segundo Equipo Defensivo’ NBA en su segundo curso en la Liga y con 22 años recién cumplidos su evolución podía definir hasta dónde alcanzan las aspiraciones de la franquicia. Sin embargo a apenas una semana del inicio de la que iba a ser su tercera campaña como profesional se confirmó que padecía una lesión en el ligamento cruzado de la rodilla. El revés para la franquicia ha sido durísimo.
Murray no era un base común. No destaca por su dirección, tampoco por su anotación (apenas se prodiga, de hecho, en lanzamientos fuera de la zona). Pero su impacto atrás estaba siendo ya sobresaliente y las posibilidades en ese mismo apartado asustaban. Con él en cancha, los Spurs recibieron solo 98.1 puntos en 100 posesiones, mejor dato del equipo y equivalente a la mejor defensa NBA. Sin él, la cifra ascendió a 105 (peor dato del equipo y rendimiento defensivo en la media de la Liga). Su altura (1.96), envergadura (2.07) e instinto defensivo le convierten en una pesadilla sobre el balón, en líneas de pase o en ayudas. Su rol es difícilmente sustituible en la estructura y de hecho condiciona qué tipo de sistema puedan emplear atrás los Spurs, por lo que obligará a Popovich a ofrecer lo mejor de sí mismo para solidificar algo estable… y posiblemente diferente. Más conservador.
Y en buena medida sucederá porque las variantes tácticas en el perímetro están muy alejadas de la sobriedad defensiva. Por un lado, Patty Mills es una pieza muy valiosa desde el banquillo, por su capacidad para anotar desde el perímetro y cambiar ritmos de partido. Pero es un jugador pequeño. Por el otro, la presencia de Marco Belinelli (quizás asumiendo el rol de Ginobili) y Bryn Forbes va a ser necesaria por su tiro exterior y juego sin balón, pero ambos están lejos de ser fiables en defensa. Además, DeRozan tampoco ha brillado durante su carrera en labores defensivas y resultaría demasiado exigente esperar una gran influencia del novato Lonnie Walker, apuesta de los Spurs en el último Draft. Aunque, por su potencial, no se le debe perder ojo en su estreno.
Sumando que las alas han perdido solidez atrás (aunque las firmas de Cunningham y Pondexter se hicieron buscando limitar daños), los mimbres parecen reducidos como para aspirar a grandes cotas defensivas. De ahí que la baja de Murray y sus condicionantes asociados (San Antonio tuvo una excepcional defensa del triple el pasado año, gracias a su impacto y agresividad en el perímetro) puede resultar diferencial.
Los Spurs no parten como un equipo muy atlético y varias de sus piezas clave son ya veteranos con muchos kilómetros detrás. Pero la recuperación de otra pieza que produce mucho en ataque (DeRozan) para unir a Aldridge y la capacidad de Popovich de mejorar casi todo lo que tiene a su alcance, crean una sensación de expectativas difícil de negar. Se han ganado ese respeto durante dos décadas. Y nada ni nadie lo va a cambiar.

Jugador a seguir:

Su inesperada salida de Toronto representó un varapalo emocional para una persona muy ligada a la cultura de la franquicia canadiense. Pasando página, un obseso del trabajo como él llega, hipermotivado, a un escenario que le necesita en plenitud. DeMar DeRozan es un excelente anotador y mejorado creador que tendrá a Gregg Popovich para ayudarle a dar el salto al siguiente escalón. El cóctel invita a seguirlo sin pestañear.
FUENTE: https://www.gigantes.com/nba/guia-nba-2018-19-san-antonio-spurs-por-andres-monje/

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