España (1) - Italia (0) GRUPO B
España se viste de Armani
Para jugar contra Italia hay que olvidarse del himno, de Armani, de las cuatro estrellas, de Buffon, de Sandro Pertini, de Roberto Baggio y de cualquier otra sustancia hipnotizadora. Terminó el protocolo y España, en un ejercicio de personalidad, se puso a jugar al fútbol. La sensacional labor de la selección española encontró premio en un rebote. Fue el broche para un partido en el que anuló a Italia, palabras mayores en el fútbol.
La exhibición comenzó en el primer minuto cuando Nico Williams puso un balón de porcelana en Pedri, un cabeceador de guardia, que no envenenó el remate. El repertorio duró hasta el final. Si la herida italiana no fue mayor se debió a Donnarumma.
España probó por turnos a Donnarumma, el Morata de Italia en cuanto al debate nacional más o menos forzado, un portero al que le tiran billetes en Milán para resaltar su condición de pesetero. El meta del PSG se puso a hacer de Albertosi, Zoff y Buffon para estropear la estupenda prestación española. Morata, Nico Williams y Fabián Ruiz probaron la pericia de Donnarumma, salvador de su selección.
España cogió de la solapa a Italia y atisbó que Nico Williams era la serpentina que podía arrugar el marcador. Sobre él se inclinó el partido en los primeros fogonazos. El extremo sometía a Di Lorenzo, que pronto vio que iba a necesitar un grupo de carabinieri en su auxilio. En un rato empezaron a vibrar los móviles de los grandes agentes del balón.
El mando español
No había timidez en los de De la Fuente, que repitió alineación con la salvedad de Laporte por Nacho, con molestias físicas. Bajo el gobierno de Rodri y Fabián Ruiz el balón iba de un lado a otro. Los de Spalletti se pusieron el abrigo, se replegaron y esperaron el plan de robar y salir como cohetes. En algún momento hubo riesgo de amenaza, pero antes de llegar al área se les nublaba la vista.
Esta Italia sin el estilo de otros lustros de Maldini, Totti, Del Piero, Baggio, Conti o Pirlo, tiene el glamour en el outlet. En su lugar hay un puñado de competidores con algún futbolista de buena fama como Bastoni, Barella o Chiesa. No hay grandes estrellas a las que acogerse. Sólo se agarraron al orgullo del último rato para intentar asustar a Unai, que tuvo un partido más tranquilo de lo que entraba en las apuestas.
En el dibujo español hay jugadores que no es que hayan tirado la puerta es que se la han llevado a su casa. Entre ellos figura alguna sorpresa como la de Cucurella, un muro en la banda izquierda que además conectaba con Nico. El lateral del Chelsea era suplente hace unos meses. Así es el fútbol y el premio al trabajo bien hecho.
Goleada perdonada
Spalleti miró la pizarra y la convocatoria y recurrió a fórmulas salvadoras. Una de ellas fue fea. Cristante entró tras el descanso y en su primera acción atropelló de mala manera a Rodrigo, el faro del juego español que atragantó la cena a más de uno con sus gestos de dolor.
El almacén de ocasiones españolas llegaba al Adriático. En la meta italiana parecían encontrarse unos chamanes. El asunto se rompió de la forma más inesperada. Un centro de Nico Williams lo tocaron Morata y Donnarumma antes de rebotar en Calafiori. Era un premio a la labor española ante una Italia que ya había buscado en el baúl alguna solución.
Empezaba un partido nuevo con Italia envalentonada y España con algún síntoma de fatiga. No era un asunto de Nico Williams, que dio un escuadrón con la derecha. Italia metió el partido en un callejón ideal para buscar un balón suelto. Mientras, la selección española perdonaba más ocasiones. La ilusión se ha disparado. Y con razón.
FUENTE: https://www.marca.com/futbol/eurocopa/cronica/2024/06/20/667462d522601dbf2e8b456b.html
Eslovenia (1) - Serbia (1) GRUPO C
Un milagro llamado Jovic
Eslovenia y Serbia firmaron tablas (1-1) en un partido soporífero y loco por momentos que acabó por decidirse en el tiempo de añadido. Karnicnik adelantó a los suyos a falta de 20 minutos para el final y Jovic puso la igualada en el último suspiro. Un punto para cada selección que deja todo abierto para la última jornada.
Eslovenia saltó al verde con más calma y poso que una Serbia que pecó de precipitación e imprecisión justificables en la urgencia por puntuar. Rakjovic fue el primer nombre propio que se hizo notar, resolviendo con acierto un disparo lejano de Stojanovic y un tiro cruzado de Mlakar desde el interior del área, así como los continuos centros bien puestos desde ambos costados.
Elsnik se topó con la madera
Reaccionaron pasado el ecuador del primer acto las Águilas Blancas, hoy vestidas de rojo, liderados por Vlahovic y Mitrovic, que probaron a Oblak con un testarazo y un remate desde el área pequeña que se toparon con el guardameta del Atlético de Madrid. La ocasión más clara de la primera parte llegó en el tramo final, un disparo a la madera de Elsnik tras una buena jugada individual con pared involuntaria con Lukic en el borde del área. Y justo cuando el partido comenzaba a tener ritmo... llegó el descanso.
El paso por el vestuario le vino bien a una Serbia que tomó la batuta del juego en la reanudación y donde la conexión Tadic-Mitrovic amenazó la portería de Oblak, todo un seguro de vida. Su homólogo Rajkovic también estuvo al quite para meter la manopla en un disparo con rosca de Sesko que pudo estrenar el luminoso.
Final de infarto
Karnicnik estrenó el marcador en el minuto mágico en una jugada que inició él mismo con una recuperación al borde del área, lideró el contragolpe y acabó rematando al fondo de las mallas un centro de Elsnik. Marcó uno y evitó otro tres minutos después, el de Mitrovic rematando en área pequeña y topándose con la pierna del lateral. Incluso se atrevió a buscar el segundo con un disparo raso que se fue fuera por poco.
El fútbol es para valientes y el final del choque lo demostró una vez más. Eslovenia se echó atrás para administrar la renta y lo acabó pagando (caro) en el último minuto de los seis de añadido. Jovic se zafó de la marca de Karnicnik para rematar un córner bien puesto por Ilic para acabar empatando el partido.
FUENTE: https://www.marca.com/futbol/eurocopa/cronica/2024/06/20/6673fb04ca47418a028b457d.html
Dinamarca (1) - Inglaterra (1) | Eurocopa 2024 GRUPO C
Inglaterra huele a podrido
Conviene recordar, atendiendo al pomposo título de esta crónica y antes de que se nos eche encima parte del personal, que la frase 'algo huele a podrido en
Dinamarca' aparece precisamente en Hamlet, obra escrita por un inglés. Shakespeare la puso en boca de un personaje secundario, pero la puso al fin y al cabo. Más de 400 años después, con balón por medio, la buena gente danesa puso en evidencia que algo huele a podrido en la selección de Inglaterra. Nada grave, en todo caso, porque la muchachada de Southgate circula con cuatro puntos y un último partido ante Eslovenia para certificar el liderato que se empeña en no merecer.
Como el servicio de Bellingham había superado a Saka, en principio su destinatario natural, Kristiansen dio por concluida la jugada. Craso error, porque por el latifundio que había dejado a su espalda circulaba Walker para rebañar la pelota, ganar metros y asistir desde la derecha. Teniendo en cuenta que dentro del área casi siempre le cae al mismo, don Harry, la dimisión del carrilero resultó funesta para los intereses de Dinamarca. Tal y como había sucedido en la primera jornada, Inglaterra encontraba el gol antes que el juego.
Y tal y como había sucedido en la primera jornada, con el gol se olvidó del juego y se puso a contemporizar. De puro exagerado resultaba absurdo. Así que al rival no le quedó otra que irse asomando al balcón para topar poco después con un obsequio en la salida precisamente de Kane, que quitó ahí lo que había dado (o dio ahí lo que había quitado, cuestión de perspectiva), aunque luego hay que ponerla de lejos donde la puso Hjulmand futbolista para solaz de Hjulmand seleccionador. No son familia, por si el lector se lo pregunta. Otro zarpazo de lejos que se apunta la Euro.
No es fácil regresar a un partido del que te has marchado, porque a las evidentes carencias del juego inglés parecía añadirse cierta displicencia, así que el resto del primer acto concedió cierto equilibrio, si acaso con ventaja danesa a los puntos. A Southgate ya le había ido bien con el triunfo rácano de la primera jornada, de hecho repitió alineación alimentando los debates sobre las posiciones de Trippier o Alexander-Arnold, por la izquierda y en el doble pivote respectivamente, y topando además con que Foden sólo aparece cuando se mete hacia el centro y con que de Jude apenas había noticias.
El césped tampoco ponía de su parte, vaya usted a saber si alguno no andaba más pendiente de evitar la lesión que de amarrar el resultado. El arranque del segundo acto había dejado dos buenas ocasiones en el haber inglés, una indecisión en la salida de Schmeichel, un cohete al palo de Foden (otra vez por dentro), pero era más ruido que nueces. Puesto a repetir, Southgate repitió incluso con Gallagher como primer cambio para ganar peso en el eje mientras Dinamarca iba probando suerte de lejos, primero Eriksen, después Damsgaard, por fin Hojbjerg..
Entonces sucedió: el bueno del seleccionador inglés se sacudió los complejos con un triple cambio inesperado en el que se llevó por delante todo el frente de ataque para tirar de la clase media de la Premier, léanse jugador del Crystal Palace, Eze; jugador del West Ham, Bowen; y jugador del Aston Villa, Watkins. El último de ellos intentó inyectar dinamismo en el área más allá de que topara con el de las manoplas, pero el resto del partido fue más de lo mismo, se pusiera el del banquillo como se pusiera. Que tampoco es que sea muy expresivo el tipo, la verdad. De hecho la última volvió a tenerla Hojbjerg, aunque se le fuera por poco. Algo huele a podrido...
FUENTE: https://www.marca.com/futbol/eurocopa/cronica/2024/06/20/66731dc722601d9e528b45dd.html
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